Catástrofe tricolor / Hablemos en serio
Y no, no me refiero al desenlace que obtuvo la Selección Mexicana de Fútbol en el Mundial de Rusia. El combinado mexicano siempre nos invita, cada cuatro años, a abordar el tren de la ilusión, y al final, ese tren se descarrilla sin llegar a un buen destino, o mejor dicho, a calificar al tan anhelado quinto partido. Siempre es la misma historia.
Bien, ya dejando a un lado la cancha del ‘pambol’ y trasladándonos a la cancha político electoral, el otro tricolor (por sus colores en el logotipo), el Partido Revolucionario Institucional (PRI), fue el organismo político que resultó ser el más damnificado y que está a punto de desmoronarse, tras lo ocurrido el pasado domingo 01 de julio.
A nivel nacional, los resultados son devastadores para este partido que gobernó por 70 años consecutivos este país. Su candidato a la presidencia, José Antonio Meade, no ganó en ninguna de las 32 entidades federativas, aunado a que ni siquiera pudo ‘arañar’ una mínima ventaja que lo colocara en el primer lugar en alguno de los 300 distritos electorales que están a lo ancho y largo del país. Esto de acuerdo con cifras que arroja el Programa de Resultados Preliminares 2018 (PREP) del Instituto Nacional Electoral.
En Aguascalientes, ocurrió una catástrofe de dimensiones hasta hace unos días desconocidas (o ignoradas) por los propios priistas. Transcurrida la jornada electoral del domingo, el PRI local, se quedó con las manos vacías al no conquistar ninguno de los puestos de elección popular que estaban en disputa. Esto provocó que cayera de manera estrepitosa hasta el tercer lugar en las preferencias electorales, por debajo del PAN y de Morena.
Por primera vez en la historia política de Aguascalientes, el Revolucionario Institucional, será la tercera, o si me apuran, hasta la cuarta fuerza política en el Congreso Local. Hasta el momento, sólo alcanzarían dos escaños en el Poder Legislativo y sería por la vía plurinominal. Prácticamente, el PRI fue borrado del mapa electoral.
El más reciente antecedente de minoría tricolor en el Congreso de Aguascalientes que se tiene, fue en aquél lejano 2004, año en el que el Partido Acción Nacional se llevó ‘carro completo’, con gubernatura incluida, dejándole al PRI sólo 4 diputaciones, lo que reflejó que fueran la segunda fuerza electoral. Hoy, el panorama cambió de manera drástica, hoy luce desolador y con aires de extinción.
Hoy, el PRI de Aguascalientes, se encuentra en las penumbras del ostracismo político. Este resultado trágico, es producto de constantes yerros, necedades, actitudes soberbias, miopía, egoísmos y ambiciones desmedidas, que cometieron quienes tenían o tienen todavía el poder de lo que hoy queda de ese partido.
Quienes toman y tomaron las decisiones al interior del PRI, nunca escucharon a su militancia, a sus bases, a quienes sudaban la camiseta en las contiendas más feroces que se daban en las calles, ni tampoco escucharon a los actores más importantes, a los ciudadanos.
En los últimos 7 años, por la dirigencia estatal priista desfilaron 4 presidentes, mismos que durante su gestión, sólo cosecharon derrotas, derrotas y más derrotas, pues nunca hubo una visión clara de lo que se quería para el partido, ni se eligió a los perfiles adecuados para encabezarlo.
Pese a esa situación, de parte de la cúpula, nunca hubo autocrítica, ni reflexión, ni tolerancia para aquellas voces que al interior proclamaban y exigían un cambio integral en las formas y en los fondos de hacer política. Por el contrario, la insensatez y la soberbia, imperaron en todo momento.
El resultado del 01 de julio es un durísimo golpe para quienes creían que no necesitaban de nadie, para quienes menospreciaron a su militancia, para quienes minimizaron las renuncias de activos importantes, para quienes lastimaron la dignidad y el orgullo de ciudadanos que dieron todo por ese partido, y para quienes con actitud soberbia, creyeron que el poder se heredaba y se obtenía sólo por pertenecer a un grupo político “influyente”. ¿Aprenderán la lección?
Por: Christian Erazo Ortiz